Las víctimas más inocentes de la mafia
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Pese a que en esta zona del país opera la 'Ndrangheta, la más potente y peligrosa de las organizaciones criminales de Italia, detrás de este triple asesinato que ha conmocionado a la opinión pública al parecer no está ninguna de las grandes mafias. Según los investigadores, se trataría de un ajuste de cuentas entre un clan del este de Europa de etnia gitana, que controla el tráfico de estupefacientes en Cassino allo Jonio, y Iannicelli, quien no les habría pagado por un cargamento de droga.
Libérate del cachorro, recordaba Attilio Bolzoni, periodista experto en la mafia, que le dijo el capo siciliano Giovanni Brusca, autor del asesinato del juez Giovanni Falcone, a uno de los suyos para que asesinara al pequeño Di Matteo, que llevaba secuestrado 779 díasLa pista de la deuda la sugirieron los propios asesinos al dejar sobre el techo del coche una moneda de cincuenta céntimos de euro. Para el crimen usaron uno de los fusiles kalashnikov que les habrían entregado los proxenetas albaneses que operan en la zona a cambio de tener mano libre en la explotación de la prostitución. Después utilizaron 15 litros de combustible para quemar el coche y los cuerpos de sus víctimas.
La familia Iannicelli es una vieja conocida de la Justicia italiana. El abuelo había pasado ocho años en la cárcel, en la que todavía se encuentran los padres de Nicola y una de sus tías. La madre, Antonia Iannicelli, repite desde que le dieron la noticia del triple asesinato las mismas preguntas: “¿Por qué lo han hecho? ¿Por qué han matado a mi niño, que era una ángel?”.
Franco Corbelli, líder del Movimiento Derechos Civiles, ha solicitado a los jueces la liberación de la mujer debido al impacto que ha significado en ella el crimen. Corbelli conoce bien la historia de los Iannicelli y del pequeño Nicola, que también había pasado buena parte de su vida en prisión, junto a su madre. “He hecho de todo, he luchado durante más de un año para ayudar y salvar a este niño y a su joven madre. Todo lo que he hecho, por desgracia, no ha servido para nada. Ha prevalecido la barbarie, la crueldad. No se han detenido ni siquiera frente a un niño, un angelito que el Señor ha acogido en el Paraíso”, dijo Corbelli tras conocerse el triple asesinato, citado por la prensa local.
La Policía forense busca pistas en el coche donde se encontraron los tres cuerpos (Efe).
“Si matas al hijo de un rival, los tuyos serán los siguientes”
La muerte del pequeño ha impresionado a buena parte de la sociedad italiana y también al Papa Francisco, que, tras el rezo del Ángelus del domingo, se acordó de Cocò, como llamaban al chico en su familia: “¡Hoy hay muchos niños en la plaza! Querría dirigir con ellos un pensamiento a Cocò Campolongo. Este encarnizamiento con un niño tan pequeño parece no tener precedentes en la historia de la criminalidad. Recemos con Cocò, que seguro que está en el Cielo con Jesús, por las personas que han cometido este crimen, para que se arrepientan y se conviertan al Señor”, dijo Francisco desde la ventana de su estudio en el palacio apostólico.
El asesinato ha provocado, además, que vuelva a plantearse si en la mafia siguen todavía vigentes esos supuestos códigos de honor bajo los que se regía, aseguran algunos, en un tiempo. “Aunque ha habido excepciones, los niños no han sido objetivo de los mafiosos porque no les convenía, no por ningún pacto de honor. Todo el mundo sabía que, si asesinaba a los hijos de un rival, estaba poniendo en peligro a sus propios hijos, que serían los siguientes en caer”, explica a El Confidencial el magistrado antimafia Alberto Cisterna.
Este efecto persuasorio, que compara con el poder que tenían las armas atómicas durante la Guerra Fría, hace que el crimen responda más a una acción “brutal y casi casual” de traficantes de droga que a una lucha entre clanes de la 'Ndrangheta. “Ha habido otros casos en los que morían niños, pero eran distintos”, asegura Cisterna. Uno de los más sobrecogedores es el de Giuseppe Di Matteo, de 11 años, el hijo de un mafioso arrepentido, asfixiado y arrojado luego a un bidón lleno de ácido clorhídrico en 1996.
“Libérate del cachorro”
Aunque ha habido excepciones, lo que ha hecho que los niños no hayan sido objetivo de los mafiosos no es ningún pacto de honor. Todo el mundo sabía que, si asesinaba a los hijos de un rival, estaba poniendo en peligro a los suyos, que serían los siguientes en caer
"Libérate del cachorro”, recordaba Attilio Bolzoni, periodista del diario La Repubblica experto en la mafia, que le dijo el capo siciliano Giovanni Brusca, autor del asesinato del juez Giovanni Falcone, a uno de los suyos para que asesinara al pequeño Di Matteo, que llevaba secuestrado 779 días. “Si Santino Di Matteo, el padre del chaval, no hubiera sido un colaborador de la Justicia, habría sido una masacre. Poco después de la muerte de su hijo, los hijos de los que habían ordenado su asesinato habrían corrido la misma suerte”, dice Cisterna. “La guerra total que supone empezar a matar a los pequeños no la quieren los mafiosos, no le conviene a nadie”.
Existe, no obstante, un precedente en Calabria: la guerra que libraron dos clanes rivales, los Raso-Albanese y los Facchineri, durante los años 70 del siglo pasado, en la que cayeron varios menores. Un grupo intentaba aniquilar al otro y no quería dejar simiente alguna del enemigo.
En otros casos, los niños son asesinados por los mafiosos por haber sido testigos de alguno de sus crímenes, como le ocurrió a Claudio Domino, de 10 años, tiroteado en Palermo en 1986 tras presenciar una compra-venta de heroína. Antes del caso del pequeño Nicola, la muerte más reciente de un niño a manos de un mafioso es la de Domenico Gabriele, de 11 años. Mientras jugaba al fútbol en Crotone (Calabria) el 25 de junio de 2009, un sicario se presentó en el campo con el objetivo de acabar con Gabrielle Marrazo, delincuente local que corría detrás del bajón junto a Domenico. Lo mató, sí, pero también dejó diez heridos, entre ellos el niño, que expiró tres meses después.
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