
El Rey de Nueva York, El crimen según Frank White
El mismo año en que se estrenó Uno de los nuestros de Martin Scorcese, Abel Ferrara dirigió la otra cinta mafiosa importante del momento, aunque esta es menos épica y pretenciosa es sin duda mas violenta y oscura. Retrata la caída de un capo de la droga llamado Frank White, interpretado por un magistral Cristopher Walken, con una moralidad ambigua que quiere recuperar el terreno perdido cuando sale de la prisión, buscando la expiación de sus pecados eliminando a sus rivales que según él ensucian la ciudad e intentando construir un hospital en el Bronx para los mas desfavorecidos.
Sus secuaces afroamericanos al mando del sociopata Jimmy Jump encarnado por Laurence Fishburne eliminan en una serie de guerras de motivación étnica a colombianos, italianos y chinos sucesivamente, pero esto acarrea que la policía -de origen irlandés en su mayoría- se centre en la detención del narcotraficante, estableciéndose así una serie de estereotipos que se dan en el mundo del crimen. Todos ellos confabulan para que White no saque adelante sus planes en la construcción del hospital. Como antagonista sitúan a un policía entregado e integro y hostil a los métodos de White, que a pesar de todo posee los mismos valores.
Abel Ferrara retrata la ciudad que nunca duerme como una trágica representación de lo peor que se puede convertir una urbe con el aliciente de que la Gran Manzana históricamente está envuelta en un halo de violencia. Una Nueva York infestada de drogas y prostitución, donde las mafias dominan el panorama, donde abundan las bandas callejeras y pululan las tribus urbanas en la noche. Como si de una Gotham City se tratara, Nueva York siempre está envuelta en tinieblas, bajo la noche, cuando el peligro acecha, representada dramáticamente con terceros planos desde el metro o el puente de Brooklyn que aportan un halo siniestro a la ciudad.
Con Teniente corrupto dirigida en 1992, Ferrara llevó mas lejos el tema de la redención personal, y El rey de Nueva York a pesar de no ser tan profunda es más sólida, entretenida y violenta hasta el punto de ser molesta.
El momento: El agente Dennis Guilley mata a Jimmy Jump bajo el puente y tras una larga agonía.
La frase: "Esos tipos están muertos porque no quiero ganar dinero de esa forma" Frank White justificando sus crímenes al detective Bishop.
El mismo año en que se estrenó Uno de los nuestros de Martin Scorcese, Abel Ferrara dirigió la otra cinta mafiosa importante del momento, aunque esta es menos épica y pretenciosa es sin duda mas violenta y oscura. Retrata la caída de un capo de la droga llamado Frank White, interpretado por un magistral Cristopher Walken, con una moralidad ambigua que quiere recuperar el terreno perdido cuando sale de la prisión, buscando la expiación de sus pecados eliminando a sus rivales que según él ensucian la ciudad e intentando construir un hospital en el Bronx para los mas desfavorecidos.
Sus secuaces afroamericanos al mando del sociopata Jimmy Jump encarnado por Laurence Fishburne eliminan en una serie de guerras de motivación étnica a colombianos, italianos y chinos sucesivamente, pero esto acarrea que la policía -de origen irlandés en su mayoría- se centre en la detención del narcotraficante, estableciéndose así una serie de estereotipos que se dan en el mundo del crimen. Todos ellos confabulan para que White no saque adelante sus planes en la construcción del hospital. Como antagonista sitúan a un policía entregado e integro y hostil a los métodos de White, que a pesar de todo posee los mismos valores.
Abel Ferrara retrata la ciudad que nunca duerme como una trágica representación de lo peor que se puede convertir una urbe con el aliciente de que la Gran Manzana históricamente está envuelta en un halo de violencia. Una Nueva York infestada de drogas y prostitución, donde las mafias dominan el panorama, donde abundan las bandas callejeras y pululan las tribus urbanas en la noche. Como si de una Gotham City se tratara, Nueva York siempre está envuelta en tinieblas, bajo la noche, cuando el peligro acecha, representada dramáticamente con terceros planos desde el metro o el puente de Brooklyn que aportan un halo siniestro a la ciudad.
Con Teniente corrupto dirigida en 1992, Ferrara llevó mas lejos el tema de la redención personal, y El rey de Nueva York a pesar de no ser tan profunda es más sólida, entretenida y violenta hasta el punto de ser molesta.
El momento: El agente Dennis Guilley mata a Jimmy Jump bajo el puente y tras una larga agonía.
La frase: "Esos tipos están muertos porque no quiero ganar dinero de esa forma" Frank White justificando sus crímenes al detective Bishop.
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