Serie Cosmos por Carl Sagan

Cosmos; pasión por lo infinito.


La serie Cosmos del reputado astrónomo Carl Sagan es sin duda una (si no la mejor) de las mejores series de documentales que se hayan realizado jamás. Narrado de forma apasionada por ese niño-hombre llamado Carl, que nos llevará a un viaje a través de la imaginación para adentrarnos en un mundo aún totalmente desconocido y rico en misterios, donde el espectador no podrá evitar sentir un escalofrío al descubrir la infinita inmensidad del universo, la contemplación de un lugar tan inmensamente gigante perturba sin lugar a dudas, pero a la vez engrandece al ser humano. Ese, al menos, es el mensaje dado por Carl Sagan. Para comprender al ser humano, primero hay que entender el Cosmos.





El viaje no sólo es un recorrido por las galaxias y las estrellas, también lo es por la ciencia, el saber antiguo, la física, la astrobiología y la evolución, las vidas de grandes científicos de antaño son recreadas con suma efectividad, la música compuesta por Vangelis aporta una atmósfera idónea para la ocasión y las palabras de Carl elegidas con cuidado, permiten que la ciencia sea accesible para los no entendidos, aparte de ser testigos de una pasión tan infinita como el propio Universo. El espectador no puede menos que sentir una sensación entrañable cuando Sagan esboza una tierna sonrisa ante su disposición al descubrimiento del Cosmos o al hablarnos con tanto fervor de manera lógica y científica sobre la posible vida extraterrestre.





A pesar de los grandes avances científicos en materia de astronomía y descubrimiento del Universo, las lecciones aquí dadas no han dejado de estar vigentes, además de estar realizada en el marco de la Guerra Fría y con la constante amenaza nuclear, donde el presentador no tiene pelos en la lengua al señalar lo absurdo de una contienda que podría haber llevado a la desaparición a la mas bella conclusión de la evolución en La Tierra: La Humanidad. Señala también sin tapujos como hemos logrado superar los viejos prejuicios raciales, sexuales y religiosos para llegar a una mejor armonía entre los humanos y como podríamos superar los restantes para evitar una catástrofe.





Gracias Carl Sagan por recordarme mundos distantes y olvidados en la memoria, gracias por recordarme una pasión también olvidada, pues todos de niños soñamos alguna vez con viajes interestelares, gracias por recordarnos la importancia del ansía del saber y de investigar para conocer nuevas fronteras, característica indiscutible del ser humano en su empeño de superación, gracias por hacerme soñar con confines que ni siquiera había imaginado en mis mas locos sueños, pero sobre todo gracias, Carl Sagan, por recordarme que pertenezco a una especie descendiente de materia de estrellas, que son capaces de lo que sea con sólo proponérselo.

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