Hip Hop de corte revolucionario





“Demasiado negro, demasiado fuerte” - Public Enemy



La cultura del rap, al principio, surgió al igual que el punk en Inglaterra como una respuesta social, donde la comunidad negra americana llevaba consigo a sus espaldas más de un siglo y medio de discriminación, apartada de los derechos humanos mas elementales y hacinada masivamente en guetos. Y es que a diferencia de otros estilos musicales como el Country o el Folk que eran estilos estrictamente rurales y en totalmente blancos, el hip hop era puramente urbano, y fue en las grandes ciudades donde se dio origen a este género, recogiendo lo mejor de los géneros musicales negros de la segunda mitad del siglo XX como el soul y el funky e inspirandose en algunos de los mas grandes artistas de la música popular negra como James Brown, Prince, Sly Stone o Michael Jackson dando lugar a finales de los ochenta a uno de los mas influyentes estilos musicales de finales de siglo. En esta época fue cuando tuvo la ocasión de demostrar lo combativo que podía llegar a ser, e incluso, de ser utilizado como arma política. No es casualidad que al grupo capital de Los Ángeles, Niggers With Actittude (NWA; Negratas con actitud) les llegara una carta de amenaza del FBI por su canción “Fuck Tha Police” (que se joda la policía). Lástima que durara tan poco tiempo como arma de provocación. Hoy en día el hip-hop ha sido domesticado y supone un espectáculo para los aficionados a la MTV, bestias políticas como los Public Enemy han sido sustituidos por drogados como Snoop Dogg o gangsters como Master P.



A pesar de surgir como una forma de expresión contestataria, lo cierto es que la gran mayoría de los abanderados de la cultura del rap eligieron métodos demasiado violentos y absurdos de expresión. La excepción a la regla la podemos ver en el frente pacifista que se formó en la Costa Este como protesta ante la oleada del violento gangsta rap, formada únicamente por los De La Soul (denominados los hippies del hip hop), Queen Latifah, The Jungle Brothers y los A Tribed Called Quest con Q-Tip a la cabeza. Otra excepción pero de diferente matiz en Nueva York fue Nas, el considerado Bob Dylan del rap, que retrataba con poesía y a la vez con crítica la dura lucha por la vida en las casas de protección oficial de Queensbridge, donde “las pandillas sin armas son las que mueren” como si se tratase de un corresponsal de guerra en el frente, sin glorificar la inquietante vida en el gueto, captando de manera extraordinaria su agobiante atmósfera. En la costa oeste fue Ice-T el caso extraordinario. Aunque su actitud era realmente gangsteril, denunciaba la pobreza del gueto, el tráfico de drogas, la violencia familiar y además alentaba a todo aquel que lo deseara a que saliera de tal terrorífico círculo por todos los medios. Este artista tuvo tiempo incluso de formar un curioso grupo de metal llamado Body Count, donde el y sus colegas negros se armaron con guitarra, bajo, batería y chaquetas de cuero para componer algunas canciones combativas como Cop Killer (Asesino de policías) y KKK Bitch (Ku Klux Klan hijos de puta).



Pero realmente el caso que merece la pena detenerse a estudiar es el de los geniales y atípicos Public Enemy, a los que la historia musical ha recurrido a muchos grupos de rock como The Clash o los RATM para calibrar su importancia política. Lo cierto es que, comparaciones aparte, la comunidad afroamericana tiene una gran deuda con este grupo neoyorkino nacido a finales de los ochenta, puesto que ellos hicieron para la comunidad de escudo y misil, y además, asumieron la bandera de contraataque en plena campaña de acoso contra el hip hop en su grandioso disco “It takes a nation to million to hold us back” (1988) considerado unánimemente como el mejor disco de rap de la historia y uno de los mejores de la música popular del siglo XX. Y no es para menos pues además del ruido que meten a base de samples de James Brown creados por su equipo de producción (la Bomb Squad), sacan toda su furia política para arremeter contra J. Edgar Hoover, antiguo director del FBI, al que llaman “mamón apestoso” y al que acusan de organizar una campaña de acoso contra los movimientos de liberalización de los negros durante los años sesenta, encabezado por Martin Luther King, Malcom X y los Panteras Negras, incitan a negarse a cumplir el servicio militar obligatorio, informan sobre la actitud negativa que las drogas ejercen sobre la juventud, demuestran sus ambiciones políticas apoyando al líder político de la comunidad negra Louis Farrakhan y además tienen tiempo para defenderse de las acusaciones vertidas sobre ellos en todos los medios de comunicación. Demasiada osadía verbal para un solo disco. Mas tarde editaron el sobresaliente “Fear of a black planet” (1990) (miedo a un planeta negro) donde se incluye el mas famoso de sus singles “Fight the power” (lucha contra el poder) que el cineasta afroamericano Spike Lee encargó a Chuck D para la banda sonora en su película “Haz lo que debas” (una auténtica obra maestra), en esta canción arremeten impunemente contra John Wayne y Elvis Presley, “para mi no significas una puta mierda” decía el rapero Chuck D del roquero de Tennessee. Muchos pensarían lo mismo, pero pocos se atrevieron a decirlo. También tuvieron palabras para el amor y la paz en este disco; “All i want it´s peace and love”. El trabajo de sus posteriores discos ha sido igual de notable, como en “Apocalipse ´91” o “Muse sick-n-hour mess age” sin apartar nunca de su mente la lírica revolucionaria.



El hecho de que este grupo se formara en la universidad y no en el gueto, nos puede dar una respuesta sobre su atípico caso y del legado cultural y rebelde que han dejado estos diamantes en bruto, sin duda alguna sus letras eran la revolución personificada y aunque quizás _aunque no me atrevo a afirmarlo_ no hablaran sobre conceptos izquierdistas, del Che Guevara o del Frente Sandinista si lo hacían sobre Malcom X y Nelson Mandela, aparte de dejar como su principal tarea la de educar a las masas sobre las injusticias sociales y sobre la discriminación racial. Por eso para mi merecen estar en este trabajo de genios del arte revolucionario. Como dijo Nando Cruz, crítico de la revista musical “Rockdelux”; “El decepcionante curso de los acontecimientos más recientes no puede ni debe restar validez a su obra maestra”. Y es que el hip hop nunca ha vuelto a sonar igual.



No hay comentarios :

Publicar un comentario